Algo nuevo: la crianza funcional de perros

crianza funcional de perros

Cualquiera que conozca algo de refugio y rescate de perros podría decir que criar perros mestizos es de locos. «¡Ya son muchos los perros abandonados!» Sin embargo, se está formando un movimiento, impulsado por especialistas,  que promueve precisamente eso: la crianza funcional de perros incluyendo a los mixtos (no inscritos). Perros que no se conforman a un estándar de raza, y que contribuyen además a reducir el tráfico ilegal de animales. ¿Por qué es esto?

El nuevo grupo: Functional Dog Collaborative (algo así como Cooperativa del Perro Funcional)

El objetivo principal es criar perros que sean, por sobre cualquier otro criterio, «funcionales» en términos de su salud, tanto física como conductual. De esta manera, cuando los objetivos de salud o conductual entran en conflicto con el estándar de una raza, prevalece el de salud o el de buena conducta. Imaginen el impacto de esta filosofía sobre muchos criadores y sobre los guardianes del registro de perros de «pura raza», los coleccionistas de medallas y reconocimiento.

Con este fin, el grupo busca volverse un repositorio de buenas prácticas y experiencias, con objeto de orientar a los criadores. Además de seminarios y de estructurar cursos formales de crianza. En definitiva, una comunidad abierta a las redes sociales que promueve estos objetivos.

La genialidad de dejar de hacer «lo mismo» y repensar un camino

Todo nació en la mente de Jessica Hekman, PhD de alto prestigio (MIT, Harvard), dedicada al estudio de la genética del comportamiento canino.

«He pensado mucho que podemos hacer un mejor trabajo criando perros más sanos y mejores compañeros. Los motivos por los que no lo hemos hecho no son científicos, sino sociales.» Estándares que solo consideran su aspecto físico. En algunos casos se suman características de personalidad, mientras en el estándar de las «razas de trabajo»  rara vez destacan la habilidad que tienen para ese fin específico. «Y si el aspecto salud es mencionado en algún estándar de raza», ¡me encantaría que alguien me avise al respecto!»

Cuando se privilegia «la pinta», la salud se deteriora

El grupo usa la palabra «salud» en una doble acepción: fisiológica y de comportamiento. Al promover la crianza de perros que cumpla con un determinado estándar, estamos promoviendo perros que no son lo más saludable posible, así de simple.

Existen dos maneras de concluir este artículo: Señalando lo que está a la vista de todos (las consecuencias de la «pureza»), y echando mano de la propia experiencia.

Está a la vista y tú también has vivido o escuchado historias.

Hace tiempo, un buen amigo veterinario me aconsejó (cuando le pregunté sobre qué perro comprar): «Si quieres hacerme rico, compra un Bulldog inglés.» ¿Les parece normal que un perro deba nacer por cesárea e inseminación artificial?

Creí que yo era el equivocado, pero la nota de la referencia me confirmó lo que me ha tocado observar: El encantador Golden Retriever se ha vuelto más agresivo con otros perros y tiene una alta incidencia de cáncer a edad temprana. Mi perro, un Rat Terrier americano, es de talla pequeña y ha sido mordido en tres ocasiones, casualmente en todas por un Golden. El valiente Doberman a los siete años se vuelve neurótico (peligroso con niños en la casa), y muere de problemas al corazón. El buenazo del Bulldog no sirve para salir a pasear si hace calor, porque le puede dar un colapso. El dashhound sufre dolores de espalda en su madurez. Podríamos seguir con la displasia de cadera  tan frecuente en algunas razas. ¿De qué sirve tanto galardón y antepasado campeón?

Acunga, nuestra perra mestiza

Por último mi experiencia: Nos regalaron una perra mezcla de Yorkshire (su padre un campeón galardonado) y una Silky Terrier (una variedad australiana, de mayor talla y personalidad). Si pudiera clonarla lo haría sin dudar. Dos veces avisó correctamente que las casas de vecinos eran objeto de robo y asalto (con reportaje en la TV incluido). Entendía muchas palabras, y a veces usábamos sinónimos para despistarla. Bastaba decirle «a tu cucha castigada» y partía con cara penitente. Volvió a nuestra casa, en una fría y lluviosa noche de invierno, luego de recorrer unos 8 km en la ciudad, desde un sector que no conocía y atravesando avenidas de alto tráfico (no imaginamos cómo lo hizo), todo por su cuenta. En el campo arriaba ganado (con su talla diminuta, a puro valor y ladridos). Nunca tocó una comida ajena sin pedir permiso, y esperaba una señal para subir a un sillón. No necesitaba usar correa en la calle, salvo que se le cruzara un gato.

Vivió muchos años, gozó de excelente salud y fue un privilegio de perra, además de bonita. ¿Prefiero los títulos de su padre, o a ella, que no podía ser inscrita? Su padre era precioso, pero también un perro sin chispa.

Al menos yo preferiría comprar un perro a un criador funcionalmente responsable, es decir, que busque criar al mejor perro posible, dentro de unas características (en otras palabras, que sepa lo que está haciendo). ¿Has pensado que esto, de paso, reduciría sustancialmente la tasa de abandono de perros? Contra intuitivo, pero cierto.

Invitamos a veterinarios y criadores a unirse a esta comunidad. ¿Sabes cuánta plata se mueve alrededor de la imposición de «estándares» resguardados por una «autoridad central»?  Y todo porque pagamos por esos estándares, primero al criador, luego al veterinario y a la industria farmacéutica, e incluso a algunos fabricantes de alimento especializados en el marketing de la raza.

 

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Gentileza de Whole Dog Journal

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