¿En qué momento la interacción con otro perro pasa del juego a la agresión? ¿Debemos intervenir o son “cosas de perros”?
Todos, cuando vamos de paseo y el nuestro se encuentra con otros perros, nos hacemos la misma pregunta. Unos del lado del agresor, otros del agredido, y algunos depende de la ocasión.
No es solo cosa tuya
Puede que a ti te parezca que los perros lo están pasando bien, y que algunos gruñidos y revolcones son normales. Pero basta que percibas la incomodidad del dueñ@ del otro perro, para recomendarte que detengas el juego y alejes a tu perro. Hazlo por la otra persona, independientemente de cómo lo ves tú.
Lo que deja huella
Especialmente desde cachorros, los comportamientos se ven reforzados por medio de la repetición. Algunos perros tienden a ser abusadores con perros que perciben más débiles o sumisos. Si le permites amedrentar a otros perros, y especialmente si lo hace con perros más pequeños o sumisos, estarás fomentando el comportamiento abusivo. Algo que podemos detener y corregir, cada vez que sea necesario.
Por otra parte, si es tu perro el que muestra signos de amedrentamiento, debes intervenir para rescatarlo lo antes posible. Precisamente para que no se vuelva tímido y atraiga nuevas agresiones, o huya descontrolado hacia la calle u otra fuente de peligro.
Resulta normal y hasta recomendable
Es normal que tu perro calibre una situación y la evite. Por ejemplo, cuando ve que un perro más grande le arrebatará un juguete, se lo cede. O si éste se acerca en forma impulsiva, sin respetar su espacio y el ritual de olfateo, se retira. Déjalo así, es una opción de defensa.
Por otra parte, es también normal que ante signos de agresión o intromisión tu perro emita un gruñido y haga ver que defenderá su espacio. Es cuestión de un momento, y si a partir de ahí el otro perro se contiene, está todo bien. Hasta puede que desarrollen una relación de juegos y reconocimiento. De modo que no es bueno reprimir toda forma de reacción agresiva de tu perro.
Muchas veces dos perros que se pelearon terminan siendo amigos, cuando ambos marcaron su territorio y no se mostraron sumisos. La pregunta es si en el proceso se hicieron o no daño. Algo que queda a criterio de sus dueños.
Juegos bruscos
Dos perros que ya se conocen, no importa la diferencia de tamaño relativo, pueden jugar entre ellos en forma brusca. Mientras veas que ambos quieran seguir en ese juego debes confiar en tu perro y en el otro dueño. Por supuesto, puedes tener otros motivos para limitar el juego (como una lesión).
Todos conocemos (deberíamos conocer) a nuestro perro. Sabemos cuándo está por pasar del juego a la agresión. Ese es el punto en que debemos intervenir.
La sobreprotección
Un perro sobreprotegido se verá expuesto a sufrir agresiones. Porque no sabrá mostrarse indiferente sino agresivo, seguro de que su dueñ@ lo rescatará.
El mejor ejemplo es cuando la persona lo toma en brazos, y no es raro que sufra alguna mordedura del otro, que saltará a su alrededor. De modo que debemos intentar, hasta donde sea posible, que nuestro perro se las arregle solo y así le evitaremos problemas, porque aprenderá a contenerse.
Nuestro comportamiento
En ocasiones somos nosotros los responsables de la agresión a nuestro perro. Por ejemplo, cuando jugamos con otro perro (macho como él pero aun desconocido) con su juguete preferido, es posible que nuestro perro reaccione en forma agresiva, aunque sea mucho más pequeño. Porque lo verá como un rival.
Por último, cuando nuestro perro está a nuestro lado tal vez se envalentona. Entonces es mejor alejarnos un poco para evitar que se muestre agresivo sin un motivo aparente. Esto es especialmente útil cuando, recién llegado, se va a integrar a un grupo de perros.
No es muy difícil prever estas situaciones, y está en nuestras manos hacerlo. Porque queremos lo mejor para tu perro.
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