Un breve estudio en el Reino Unido viene a demostrar lo que ya sabíamos: el latir del corazón de tu perro nunca miente.
Los perros del estudio, equipados durante siete días con un collar que registra las pulsaciones por minuto, permitieron corroborar lo siguiente:
Decirle a tu perro algo cariñoso
Cuando le decimos «te quiero» (o algo parecido), el latido de tu mascota se eleva 46%. Sí, los perros se entusiasman con nuestras expresiones de cariño.
Y cuando lo acariciamos, sus latidos bajan 23%, signo evidente de relajación.
Luego de no vernos unos días
Abrir la puerta después de una ausencia de varios días es una experiencia intensa, no solo para la mascota sino para nosotros sus dueños. En el estudio se registró un incremento de 10% en los latidos de su corazón.
Bueno, ya lo imaginábamos, ¿verdad?
Otros resultados de la Asociación Americana del corazón
Existen diferencias significativas entre las personas que tienen un perro y los que no lo tienen. Sí, derechamente podemos afirmar que la experiencia de convivir con un perro es bueno para nuestro corazón, porque (de hecho) se reducen los factores de riesgo:
- Las personas muestran una menor presión sanguínea cuando acarician a su perro y después de hacerlo.
- El riesgo de sufrir un infarto al corazón es 31% menor para los dueños de un perro.
- Personas que ya han tenido algún accidente cardiovascular ven reducido el riesgo de muerte en 65% si conviven con un perro.
- Las personas que pasean a su perro (o pasean con el perro) en forma habitual, tienen un tercio de probabilidad de desarrollar diabetes que las personas que no tienen un perro con quien pasear.
- Dato curioso: los dueños de perro mejoran su estado físico con más facilidad que quienes no tienen un perro en casa.
- Tener un perro (tantas veces) alivia el estrés y nos ayuda a sentirnos más felices. Con beneficios para nuestro corazón.
- Un poderoso predictor de éxito en una dieta para bajar de peso (el propio, no el del perro) es… tener un perro en casa.
- Cuando vemos, tocamos, escuchamos o hablamos con nuestro perro, se reduce nuestro estrés.
En un artículo aparte comentamos la naturalidad con que se desarrollan nuevas relaciones con personas que, de otra manera, nunca hubiéramos conocido. Porque paseando con nuestro perro no hace falta ser presentados para iniciar una conversación.
¿Cómo andamos en Suecia?
Un estudio sueco con más de 17.000 personas muestra que las personas con menos contactos sociales (el terrible aislamiento, cada vez más frecuente en nuestras mega-ciudades) son el doble de propensas a morir de un infarto. Y para quienes ya tuvieron uno, tener amigos mejora las posibilidades de supervivencia. Todos tenemos rutinas, y el encuentro rutinario con las mismas personas es un buen cimiento para la amistad.
Luego de leer esto, es tiempo de agradecerle a tu perro. Nos dan mucho más de lo que piden, y aquello que necesitan (ejercicio diario, formar parte de la vida de nuestra familia) también redunda en nuestro bienestar.
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Referencias: Tufts your dog
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