Si mi perro es agresivo, ¿qué hago? No es una pregunta que surja de la noche a la mañana, sino más bien de un proceso gradual.
Cuando llegó a la casa nuestro precioso cachorrito, lo adoptamos de inmediato y comenzamos el proceso de educación. También el ambiente ayuda: un cachorro que convive con un gato será más tolerante. Pero, en ocasiones, el pequeño crece y comienza a mostrar arranques de ira. Y pronto comienzan las dudas.
Señales que siempre llegan
Cuando un perro de casa comienza a demostrar comportamientos agresivos, tu familia te alerta, los vecinos te miran de reojo y las quejas empiezan a llegar.
Antes de que alguien lo haga notar, puedes tomar notar de cómo juega tu perro, porque muchas veces aprenden a pasar del juego a la agresión. Pero por mucho que te lo digan, no hay razón para echar a tu fiel mascota a la calle, aunque debes tomar cartas en el asunto.
La buena noticia es que existe un conjunto de técnicas útiles para adiestrar a tu mascota para que controle sus comportamientos agresivos. No importa la raza.
Estudiando la agresividad de tu mascota
Si tu perro es agresivo, lo primero que debes hacer es analizar cómo empiezan los ataques de ira. Hay animales que son propensos a atacar a niños pequeños cuando estos se acercan de forma repentina. Otros desarrollan simples rencillas con otros perros, o sencillamente cazan a otras especies como gatos, ratones o insectos.
Identificar las condiciones externas bajo las cuales tu animal actúa de forma desmedida es el inicio de la solución. Con esta información, podrás tomar precauciones y evitarás repetir patrones que pueden colocar a tu canino en una situación de tensión. ¡Administra el entorno!
Sentimientos y agresión
Al igual que las personas, ante una amenaza (real o imaginaria) tu perro sentirá miedo, y una de las respuestas posibles es la agresión. Las amenazas pueden provenir de cualquier situación desconocida o de un peligro real, como un perro amenazante.
Socialización temprana
En ocasiones, los perros demuestran actitudes de agresividad como consecuencia del aislamiento social. Por eso, es fundamental que entre los 2 y los 4 meses de vida comiences a relacionarlo con otros perros y seres humanos. Una mayor relación social se traduce en adaptación y equilibrio mental.
Además, deja que tu amigo peludo juegue con otros de la especie. Esto lo ayudará inhibir su mordida. Cada vez que él muerda inconscientemente a la pareja de juegos, ésta se alejará o le devolverá la «caricia». El juego le enseña a controlar las acciones, y a retirarse antes, cuando se ve sobrepasado. En ocasiones deberás cortar los juegos bruscos que pueden degenerar en peleas, especialmente entre perros del mismo tamaño. Este aprendizaje es posible mientras se trate de un cachorro, más tarde resulta complicado.
A los niños debemos enseñarles a acercarse con suavidad, ya que cualquier perro puede reaccionar de mala manera. Pero si una persona, no importa su edad, siente miedo cerca de tu perro, siempre será mala idea insistir en acercarlo. Porque un perro percibe el miedo y puede responder agresivamente.
Tus señales importan
El perro se da cuenta de tus reacciones. Si eres aprehensivo y tiras de la correa cada vez que se acerca alguien desconocido (perro o persona), estarás impidiendo que pueda evaluar la amenaza potencial y lo pondrás en guardia. Si en general evitas que interaccione, será más difícil distinguir las situaciones de riesgo.
Trabajar la obediencia profunda
Un perro que agrede está reaccionando sin obedecer. Los especialistas entienden que este tipo de perro agresivo tiene su origen en la falta de liderazgo y reglas claras. Esto significa que tienes que esforzarte por ser un líder efectivo para tu mascota. Se trata de condicionar su carácter para que él haga lo que tú consideras correcto.
Un excelente ejercicio es coordinar sus movimientos mediante el uso de la correa. Adiéstralo para que ande a la misma velocidad que tú. Dedicar tiempo en enseñarle algunos trucos es otro método que fortalece tu autoridad frente a él.
Enséñalo a soltar la mordida
Como ya debes saber, los perros son capaces de reconocer algunas órdenes verbales que sus amos les dan. Si son bien entrenados, ellos serán capaces de obedecer a voces de mando, por ejemplo “ven”, “sentado” y “ataca”.
Los juguetes para morder son excelentes para abordar este tipo de ejercicios. Lo que harás es sentarte un rato con él a jugar. Cada vez que muerda con agresividad el juguete deberás ordenarle que lo suelte, tratando de quitarle progresivamente el objeto de la boca. Mientras lo haces, repite la palabra “suelta”.
Con el tiempo, tu mascota entenderá que no todo en la vida es morder . Que tú no deseas que esté mordiendo todo lo que llega a su boca. Controlará los impulsos y tú podrás evitar una desgracia en caso de que llegue a utilizar las mandíbulas de forma equivocada.
Quema su energía
Si un perro pasa mucho tiempo en lugares cerrados y sin correr, es muy probable que se estrese y desarrolle conductas violentas. El sedentarismo es uno de los principales motivadores de violencia canina.
En vez de sacar de paseo a tu mascota diez minutos al día y con prisas, hay que procurarle mayor tiempo de socialización y actividades físicas de calidad. Llévalo a dar largas caminatas, juega con él a atrapar la pelota y asegúrate de que vuelva muy casando a la casa. El ejercicio y el cansancio son dos etapas fundamentales para la formación de su equilibrio emocional.
Pregúntate qué ejemplo le das
Por último, debes entender que un perro es la viva imagen de su amo. Si lo golpeas los resultados serán potencialmente catastróficos. Siempre recordemos que violencia genera violencia.
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Referencias: Whole Dog Journal
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