Si hace cosas que te molestan, necesitas modificar el comportamiento de tu perro, o bien entender el suyo, por ejemplo cuando gruñe. O bien cuando se ha vuelto obsesivo con alguna actividad. Así de simple. ¿Te has preguntado en primer lugar por qué lo hace? Parece más razonable pensar que el motivo no es por molestar o llamar tu atención, sino porque logra un resultado que necesita y aprecia. Simplemente, ha aprendido que con ese comportamiento logra lo que quiere.
Liderazgo, la clave de la tenencia de perro
Entonces, pregúntate en primer lugar qué logra tu perro con ese comportamiento. Por ejemplo, cuando le ladra a un desconocido logra que éste se aleje, ¿verdad? Tal vez esa es la recompensa funcional de sus ladridos: poner distancia.
Ahora piensa de qué otras maneras tu mascota podría lograr la misma recompensa. Por ejemplo, camina con él y aléjate del desconocido. Habrás reforzado otra manera de lograr su necesidad de mantenerse a distancia.
Otro ejemplo. Muchos amos se ponen nerviosos porque su mascota es agresiva con perros desconocidos, y en cuanto se acerca un nuevo perro le acortan la correa y lo intentan contener. Tal vez tu perra necesita sentirse cómoda antes de relajarse y jugar. Entonces, si en lugar de acortar la correa le das el espacio para que se conozcan y para que el otro perro tome su distancia y respete sus tiempos, en la gran mayoría de los casos terminarán jugando.O bien el nuevo perro se alejará buscando una compañía menos arisca. En cualquier caso, tu perra habrá logrado su recompensa con un comportamiento mucho menos agresivo. Por otra parte, cuando vamos con correa no es tan difícil percibir la tensión a tiempo, y en ese caso lo mejor es no permitirle acercarse al desconocido.
Tu perro se siente amenazado por otro perro más grande y dominante, y cada vez que lo ve comienza a gruñir. Probablemente tiene miedo, y mucho antes de acercarse la amenaza, cambiará su actitud. Será el momento de detenerse y poner distancia, acariciando a tu perro para que se tranquilice. Lo normal es que aprenda a ignorar a su enemigo (real o imaginario), en lugar de mostrarse agresivo para mantener su distancia.
Nos resulta especialmente desagradable cuando nuestro perro (recién bañado) se revuelca en excremento. Aquí te ayudamos a evitar esta conducta.
Otras personas se incomodan cuando su perro insiste en lamer su cara, especialmente la boca y nariz. Son los llamados «besos de perro», ¿lo son realmente?
Prevención, actuar antes
Nuestros perros tienen patrones de conducta y eso nos permite planificar. Por ejemplo, si le salta a las visitas que llegan a tu casa, una solución puede ser aislarlo en la cocina. Si es cachorro y muerde los zapatos, no dejes zapatos a su alcance. Si te muerde las manos cuando lo acaricias, ten un juguete a mano para que se distraiga.
Una pauta a seguir
Intenta anticiparte, mantén la recompensa funcional como premio y busca otros comportamientos más aceptables para lograrla.
Ese comportamiento alternativo es tu meta, un objetivo a lograr, y por tanto el primer paso necesario para modificar su comportamiento. Es la idea que podrás aplicar a cualquier comportamiento que busques modificar.
Por ejemplo, si quieres que no se suba a tu sillón favorito, puedes aprovechar olores que les resultan desagradable y que a nosotros nos agradan.
Interrumpir lo que sabemos que viene después
En lugar de gritar «¡no!» resulta más efectivo desarrollar lo que se puede llamar una «interrupción positiva». Esta requiere de
- Una palabra o sonido. Incluida la palabra «no», pero ahora con otro sentido y sin esa connotación de enojo o amenaza.
- Luego de dar la voz de tu preferencia (de forma relajada y alegre), dale un premio que le encante. De esta manera, se acostumbrará a reenfocarse en tu voz.
- Practica en presencia de otras distracciones, con objeto de reforzar la interrupción.
La buena noticia es que como regla general será suficiente con un claro liderazgo, acciones preventivas y una pauta a seguir. Para comportamientos más arraigados será necesario recurrir a la «interrupción positiva».
Otra cosa es con guitarra
Modificar el comportamiento de un perro no es obvio. Las técnicas son múltiples y relativamente complejas. De modo que este artículo apenas roza el tema con algunas prácticas que a mí me han resultado útiles, con una perra antes y ahora con un macho.
Aunque hay perros con personalidades fuertes, no existe lo que se podría llamar un «perro porfiado» (uno donde da lo mismo lo que hagamos, hará lo que quiera).
Si no sabes o no te resulta modificar su comportamiento, puedes pedir ayuda. En nuestro país tenemos muchos y buenos entrenadores de perros que nos pueden ayudar a reconducir una relación. Y recuerda: no solo tu perro se verá beneficiado, también habrás logrado incorporar pautas de liderazgo cuyo beneficio va más allá de tu mascota, y que abarcan tu trabajo y tu casa. De modo que, ¡ánimo!
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