En Argentina no se puede ingresar con perro a los parques nacionales. Al otro extremo, los suizos permiten el ingreso de perros a prácticamente todos los lugares públicos. En los parques urbanos de Santiago (en forma creciente) se exige al dueño que lleve a su perro con correa. Y en algunas plazas las personas se organizan para resguardar el espacio de los niños y segregando a los perros a un canil.
No sé si perciben lo mismo, pero pareciera que en Santiago cada vez son más los locales comerciales, incluso en la terraza, que prohíben la entrada acompañados de perro. ¿No tendremos algo de responsabilidad los dueños de perro por esta tendencia?
Lo que más les gusta
Lo más divertido del día para nuestro amigo es precisamente cuando lo dejamos ser perro, es decir correr libremente e interactuar con otros perros. Pero casi toda la diversión y la mitad del ejercicio se esfuman cuando debe ir con su correa.
Además, les encanta acompañarnos a donde vayamos. ¿Has pensado cuantas veces lo dejamos en casa para evitarnos la molestia de tener que amarrarlo afuera del local y estar pendientes de que nada le pase?
Tal vez en forma colectiva los dueños de perros hemos descuidado los espacios públicos. Me atrevo a indicar dos causas: No recogiendo las cacas y descuidando las normas de comportamiento con correa.
Normas de educación: Su perro con correa
Para comportarse, nuestro perro necesita entender la orden «quieto» y «camina» o «vamos». Si vamos tironeando la correa todo el tiempo, creerá que eso es lo normal. Mientras no logremos caminar con nuestro perro sin esos tironeos, será dificil evitar problemas.
Uso de la correa
Es importante convencernos de lo siguiente:
- La correa no es un volante para dirigirlo. Es más bien un cinturón de seguridad para prevenir accidentes. No la deberíamos usar para arrastrarlo ni para ser arrastrados por nuestro perro.
- Aprender a caminar con él o ella: siempre a nuestra izquierda, con un clic (un artefacto que se usa para entrenar) y abundantes premios en la mano derecha, la correa debería colgar sin ejercer presión.
- Sin correa le estamos diciendo: es tu hora de correr y olfatear.
- Con correa, si le decimos «vamos» es para que vaya a nuestro lado. Si le decimos «sentado» o «quieto», es para que se detenga.
- Aunque nuestro perro sea de esos que hacen escándalo pero jamás agreden, no podemos calibrar el efecto que sus ladridos y gruñidos producen en las otras personas, que no tienen por qué saber que es solo eso, ruido.
El uso correcto de la correa y hacernos cargo de recoger las cacas es fundamental para no seguir perdiendo espacios para nuestras mascotas.
Es una opinión: los espacios públicos ganados o perdidos para nuestros perros dependen en primer lugar de cómo nos comportamos sus dueños.
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Referencia: The Globe And Mail
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