Es fantástico cuando tu perro entiende lo que le dices, ¿verdad? Porque resulta más fácil convivir cuando entiende algunas palabras. Por experiencia sé que hay perros que aprenden muy rápido y otros que pareciera que no entienden nada. Este talento, ¿se puede adquirir? La respuesta es sí, aquí te enseñamos cómo. La base de todo es la confianza: esa lealtad incondicional que facilita el aprendizaje.
Mi experiencia
Mi perrita Acunga era prácticamente letrada. Decías: «¡No!» y quedaba congelada. «¡A la cucha!» y agachando la cabeza partía a su cucha. «¿Vamos?» y como un rayo estaba parada esperando a salir en la puerta. «¿Quieres salir?» y se paraba en la puerta porque necesita salir ¡ahora! «¡Busca!» y comenzaba el juego de la búsqueda. «¡Trae tu pelota!» Y algunas palabras «peligrosas», como «gato», que la volvían loca. Sin embargo, el Mote es otra cosa: Entiende solo cuando le conviene, lo que significa que hay que dedicarle más trabajo.
Liderazgo
El tono de tu voz es clave. Una voz de mando fuerte o usar un tono más suave y agudo establece la diferencia entre una orden o castigo y un premio. Es muy simpático cuando te quedan mirando y giran su cabeza mientras les hablas, ¿verdad? Aquí te explicamos por qué lo hacen.
Rutinas y consistencia
Si sabes que a tu perro le encanta salir de paseo, asocia todos los preparativos con una palabra y repítela siempre. Por ejemplo: ¿Vamos? Al cabo de un tiempo no necesitarás tomar la correa y pararte en la puerta para que ya sepa. Bastará con decirlo.
Castigar a un perro siempre es complicado porque debemos lograr un doble objetivo: aprender que «eso» no es aceptable, y no dañar la relación contigo (igual que un niño pequeño, no quieres que te tema). Si después de cada metedura de pata lo obligas a quedarse recluido por un rato a puerta cerrada en su cucha, y cada vez (luego de usar el truco del diario en el suelo u otro) terminas con un «¡a tu cucha»!», luego de un tiempo ya no necesitarás más que decirle eso y será castigo suficiente.
Antes de darle un hueso, repite varias veces: ¡Mira, tu hueso! Y así con cualquier juego. Antes de jugar con la pelota le preguntas: ¿Y tu pelota? y luego se la muestras. Ya verás cómo termina entendiendo sus palabras favoritas.
Que los premios sean de verdad
Es importante premiarlo solo cuando hace lo que esperas. Por ejemplo, «trae la pelota» (una instrucción muy importante si no quieres terminar haciendo tu todo el trabajo).
Nuevas palabras (no más de 5 minutos cada vez)
Si por cualquier motivo quieres que aprenda el nombre de un objeto, preocúpate de que no sea un juguete o un objeto que pueda tomar con su boca, porque lo agarrará y saldrá escapando. A los perros les encanta que uno los persiga.
Siéntate en el suelo delante de él y pon el objeto al alcance de su nariz. Cuando lo olfatée dile «bien» (con voz de premio) y le das un premio. Repite varias veces.
Una vez que señale el objeto con facilidad, dale un nombre en cuanto se acerque al objeto. Por ejemplo, «linterna», y repites la rutina del premio. Cambia el objeto de lugar y pídele que busque la linterna. Si la señala nuevamente, prémialo.
Esto se puede hacer con varios objetos, cuidando de premiarlo solo si señala el objeto correcto.
Hay perros que necesitan gastar energía en la casa. No les basta con el paseo
¿Para qué sirve enseñarle palabras de objetos que no ocupa? Para mantenerlo entretenido y lucirte frente a los amigos, me parece. Puede que tú tengas motivos de importancia, y ya sabes: toma tiempo y paciencia, pero es posible.
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