Aunque una depresión en el perro no puede ser diagnosticada como en una persona, aquí te mostramos lo que puedes hacer si tu perro parece deprimido.
Tu perro parece deprimido: motivos de preocupación
Sin un motivo aparente, pierde todo interés en sus actividades favoritas. Deja de correr tras su pelota, ya no salta para agarrar su frisbee, o lo que sea que le guste. Si preguntas, tal vez te dirán que hay una explicación física para este comportamiento, y por tanto llevarlo al veterinario será el primer paso.
Un cambio de conducta repentino
Por lo general, tras un cambio de conducta se esconde un problema físico, por ejemplo dolor por artritis u otra causa. Pero esto no agota las posibilidades, ya que podría ser diagnosticado con un cuadro ansioso generalizado.
Síntomas de depresión en los perros
Para comenzar, no existe un diagnóstico clínico de depresión canina y nosotros, desde luego, nunca podremos estar seguros de lo que siente nuestro perro. Pero no nos resultará difícil reconocer patrones que se parecen mucho a una depresión. Por ejemplo, letargo, fatiga, sueño excesivo, pérdida de apetito y de peso (o lo contrario, subir de peso), agitación e inquietud.
Podemos formular alguna hipótesis que explique este cuadro. Por ejemplo, se está poniendo mayor o está reaccionando a un cambio de rutina. Llegó una nueva mascota a la casa, o alguien desconocido. Un familiar se ausentó repentinamente.
Distinguir entre depresión y ansiedad
Es bastante frecuente que tu perro reaccione a un cuadro de miedo o ansiedad. Por ejemplo, porque sufrió un ataque de otro perro (como le pasó recientemente al Mote, mi perro, y que me motivó a escribir sobre el tema). O si le pedimos al perro que se ajuste a reglas que no comprende y sufre un castigo por no adaptarse.
Síntomas físicos de la ansiedad y el miedo
Los síntomas más visibles son:
- Pupilas dilatadas, la cola entre las piernas, temblor, falta de aire.
- Híper vigilantes de su entorno y más asustadizos.
- Tímidos y esquivos en entornos familiares.
Hay otros signos más sutiles, entre ellos: lamerse los labios, bostezar, rascarse u olfatear sin un claro incentivo.
Qué podemos hacer para ayudarlo
El ideal es contar con la ayuda de un entrenador para reprogramar su respuesta a determinado entorno.
Pero también podemos ayudarlo en casa. Ser rigurosos con las rutinas lo ayuda a recuperar su confianza. Esfuérzate por buscar actividades que lo entusiasmen y ayuden a cambiar de ánimo. Puedes también ayudarlo con un buen masaje, para que se relaje y tenga un momento agradable.
Nunca lo fuerces a enfrentar sus miedos. Debes más bien acompañarlo, cuidando de no repetir el patrón que genera su ansiedad y que valida su temor. Por ejemplo, si le tiene miedo a un perro grande, ayúdalo a mantener la distancia y a no gruñir acariciándolo y hablándole por lo bajo.
La ansiedad es cuestión de grados
Por otra parte, si un perro siente que se le acaba la vida porque tomaste las llaves del auto, tal vez es hora de recurrir a medicación. Todo para ayudarlo a dejar atrás esa etapa.
Debemos adaptarnos
El Mote no ha llegado a ese extremo, pero en cuanto ve a otro perro ya no quiere entrar al parque, que es el lugar que más le gusta. Esa es la prueba definitiva de que algo cambió. Si lo ayuda a ser más prudente, bienvenido, pero tengo ganas de verlo correr y jugar como hacía antes.
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Fuente: whole-dog-journal.com/
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