Seguro muchas veces durante los paseos diarios se han encontrado con unos cuantos perros que se cruzan y comienzan a olerse el trasero. Puede que después de la escena, alguna vez te preguntaste ¿por qué los perros se huelen el trasero? Si bien esta costumbre no es muy higiénica a nuestra vista, existe una respuesta más complicada de lo que crees y se trata de «química».
El olfato de tu perro
Los perros tienen 300 millones de receptores olfativos, y olisquean de cinco a diez veces por segundo. Para que te hagas una idea, los humanos tenemos cerca de seis millones de receptores olfativos y olfateamos una vez cada segundo y medio. (No haré la cuenta, pero es incomparable).
Olfateando es como los canes recopilan toda la información personal de sus otros compañeros caninos, y de con quien hemos estado cuando volvemos a la casa.
Datos de la encuesta
Desde la edad, el género, lo que han comido, la raza, o incluso el estado de ánimo; los perros son capaces de reunir toda esa información al olisquearse por detrás y así poder socializar correctamente.
La respuesta se encuentra en las glándulas anales. Estas glándulas son dos pequeñas bolsas situadas una a cada lado del ano del perro y contienen toda la información química de éste mediante las secreciones que produce.
¿Cómo pueden ejercitar su sentido del olfato?
Llevarles a dar un paseo de olores podría ser el mejor ejercicio. Como nos aconseja la Dra. Horowitz, una profesora de ciencia cognitiva que dirige el Laboratorio de Cognición Canina en la Universidad de Barnard,
“Deja que guíen el camino, huelan y se queden ahí. Deja que se olfateen. Es un placer que los dueños dejen que sus perros sean perros, que reconozcan su cualidad de perros. Ellos toleran muchas de nuestras cosas de humanos”.
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Referencia Mental Floss